“Un poco antes de retirarme, en 2011, leí un artículo sobre Granny Aupair en el periódico y de inmediato supe que era para mí; me registré y encontré a mi primera familia después de sólo dos meses. Volé a Australia con mariposas en el estómago.
Recuerdo claramente la primera vez que conocí a mi familia australiana. Todo fue perfecto Me convertí muy rápidamente en parte de la familia. La madre y yo tuvimos prácticamente una relación de madre e hija. No me arrepiento en nada de haber dado este paso, y seguramente lo intentaré de nuevo. Fui capaz de dar mucho, pero recibí con creces cosas de regreso.
Tras nueve meses de vuelta en casa, me inquieté e hice un nuevo registro con Granny Aupair. Esa ocasión pasaron sólo cuatro semanas hasta que conseguí una colocación con una familia en Nairobi. También pasé muy buenos momentos allí. La madre, una italiana adorable y apasionada; la pequeña Anita, la bebé más dulce que puedan imaginar y el padre contribuyeron mucho a que me sintiera como en casa. Asistí a un curso de inglés en una escuela y conocí también a muchos jóvenes muy amables de todo el mundo.
Fue muy difícil decir adiós a esta grandiosa familia. Los periodos como Granny me han hecho más fuerte y confiada. Comienzo a adorar esta edad, que te da muchas libertades. Estoy segura de que este no fue mi último viaje. Me gustaría compartir mi experiencia para motivar a otras mujeres mayores a que intenten algo nuevo.”