
“Llevo dos meses de regreso en casa. Pasé momentos memorables y muy felices en República Dominicana, donde trabajé y viví en un hogar infantil para niños de entre nueve y 17 años. El ambiente en la casa es muy familiar, los colegas me aceptaron rápidamente. Mi habitación era cómoda y limpia, como todo el lugar, que fue abierto en 2011 cerca de la playa y con un jardín adorable.
Mi trabajo fue cuidar a los chicos, especialmente leerles, que fue muy divertido, porque mi español no es perfecto y me corregían con entusiasmo.
Fue una experiencia intensiva y muy especial para mí, que no me gustaría no haber tenido en mi vida. Puedo recomendar el trabajo en este proyecto para cualquier mujer que hable buen español y aprecie la alegría de vivir que tienen los sudamericanos.”