“Al principio no fue fácil para ninguno, ni para la Granny Aupair ni para la familia. Para nosotros, porque la casa se sintió inmediatamente más pequeña, y pensamos que perderíamos privacidad ¡creo que para la Granny Aupair es aún más difícil! Ella tiene que acostumbrarse a hábitos completamente diferentes, y a sentirse cómoda con un nuevo país, otra cuidad, a la comida… ¡A estar con una familia distinta extrañando su casa! Estamos muy impresionados de cómo nuestra Granny Aupair sobrelleva todo esto. Siempre sonríe, aunque se contagió con una gripe de los niños.  Para que funcione bien, tiene que ser la persona indicada para la familia: tuvimos suerte, porque nuestra Granny es muy discreta y está convencida de estar con nosotros aunque estemos de mal humor.”